“Entonces vino Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras voy a orar. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo comenzó a entristecerse y a angustiarse. Entonces les dijo: Triste está mi alma hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío si es posible que pase de mí este cáliz; sin embargo no se haga como yo quiero sino como quieres tú.” Mateo 26, 36-39.
Este pasaje Evangélico tiene como Prefiguras Bíblicas en el Antiguo Testamento al Profeta Elías reconfortado por un ángel a la sombra de un enebro y también a Abraham aceptando el sacrificio de su hijo Isaac.
La imagen del Santísimo Cristo representa a Jesús orando en el huerto de los olivos, mientras es confortado por un ángel. Jesús se muestra arrodillado, con la mirada hacia arriba y las manos abiertas en actitud de plegaria. Sufre la hematidrosis, sudor de sangre provocado por la angustia del amargo momento.
Completa su misterio un ángel confortador y los apóstoles Juan, Pedro y Santiago que aparecen dormidos.